Eso de sentirse más que los demás o menos...


Hay un enemigo silencioso que muchas veces no nos deja avanzar, que no nos deja llegar a desarrollar todo nuestro potencial: Creer que eres muy bueno o muy malo.

Cuando una persona cree que es muy buena, vive alimentando el ego, el cual crea una barrera para que no llegue a conocer quien es en realidad, o quien puede llegar a ser. Sus debilidades se disfrazan de fuerza hacia cualquiera que note que la tiene. Esta fuerza es muchas veces expresada como violencia o con un complejo de superioridad que hace que se crea más que cualquiera que amenace nuestro entorno o le hace sentir que no necesita de Dios, que su conocimiento, bienes materiales y personas a las que les da entrada a su vida, son suficientes. Este sentimiento ha sido sembrado en el corazón por alguna carencia en el hogar que desemboca en un “deseo de superación descontrolado”, por el sentimiento de venganza al vivir el  menosprecio alguien o simple y sencillamente por haber crecido en un ambiente donde se ve por el hombro a los demás.

El otro y más conocido es el que cree que es muy malo, que ya no tiene remedio, que no sabe hacer nada por no tener un “talento especial” o que no se merece el perdón de Dios. Este problema casi siempre viene por estar aferrado al dolor, a algún recuerdo de algo sucedido en algún tiempo con alguien o por haber sufrido violencia psicológica en casa, como cuando te dicen en repetidas ocasiones: “eres un inútil” “nada haces bien” y sus variantes. En el interior de su ser se crea un ambiente hostil que lo detiene cada vez que va a emprender algo, que le recuerda de donde viene y le indica un camino al que llama “fracaso” al que va. 

En cualquiera de los dos casos las personas sufren, puede ser desde cierto tipo de demencia hasta soledad. Los dos buscan “algo” que los haga felices, que los haga sentirse bien. El que se se cree más busca aquello que lo mantenga siempre allá arriba a la vista de todos y el que se siente menos busca un “milagro” que lo saque del hoyo de mediocridad donde está, ambos buscan algo material o externo que traiga, según ellos, la felicidad, porque eso nos ha vendido la sociedad, si tengo ciertas cosas seré feliz o tendré éxito.

Ninguno de los dos tiene la razón completamente, son casos donde se puede ver claramente que la persona no se conoce, no sabe en realidad quién es ni que puede hacer. Porque uno de ellos disfraza sus debilidades para sentirse siempre superior y nunca es feliz porque su corazón y su vida esta siempre a la defensiva. El otro quiere encontrar alguien que lo saque de donde esta, tampoco es feliz, porque vive dando lástima para buscar la aprobación de alguno, que es la única manera que encuentra para sentirse aliviado.

Los dos creen que se conocen porque saben lo bueno o malos que son, pero en realidad no es así, ninguno se conoce, conocen a su otro yo el que las circunstancias y sus ideas han creado, en realidad no saben lo que son, uno solo conoce todos sus limitaciones y las magnifica y el otro vive creyendo que la humildad y la aceptación se traducen en debilidad, entonces son lo que no deben, no porque quieran, sino porque no se conocen lo que los lleva a dejar por un lado el ser mejores personas.

Todos estamos en una búsqueda constante de la felicidad, la sociedad cree haber encontrado la fórmula secreta de la misma y nos la vende por cualquier medio de comunicación como cosas externas, también algunos encuentran cierta felicidad o comodidad en su su desdicha. No es mala la búsqueda, lo es que nos llevará a lugares fuera de nosotros, exactamente donde NO encontraremos felicidad. Un pensador muy reconocido dijo “Tu eres lo que estás buscando” creo que no hay mucho que decir al respecto, sabemos que es cierto, pero también dijo algo que me dejó pensando y mucho: “El problema es que la búsqueda parte de una premisa errónea... Una búsqueda productiva exige desechar la idea de ganar un trofeo. Esto significa, actuar con la esperanza de alcanzar un yo ideal, de llegar a un lugar mejor del que saliste” porque esto es lo que exactamente hacemos y pensamos: la felicidad es aquella cosa que nos hará mejores, ya que si buscas a Dios o cosas materiales con la idea obtener algo, fracasarás, porque la riqueza de la búsqueda está en todo lo que vives en el proceso, en esas experiencias que te harán ser la persona que eres, pase lo que pase. Con cosas materiales o sin ellas puedes tener felicidad. Con milagros y sin ellos puedes tener a Dios.

En realidad somos lo que buscamos, esto no se lo inventó un filósofo o un pensador de estos tiempos, lo dijo Jesús: "Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” Mateo 6:33 (La Nueva Biblia de Los Hispanos). La única manera de ser felices es encontrarnos a nosotros mismos, saber que lo único que somos es por la misericordia de Dios. Si tenemos es para bendecir a otros y si no es porque Dios nos va a bendecir, pero como consecuencia de buscarlo constantemente. Si buscamos a Dios con la idea de que nos de “algo” estaremos en el mismo error del que estábamos cuando pensamos que la vida nos puede dar algo. Buscamos a Dios para sentirlo, para vivirlo, NO para que nos de, las cosas vienen como consecuencia en el momento preciso.

Para mi, Hebreos 13:5 que dice “Sea el carácter de ustedes sin avaricia, contentos con lo que tienen, porque El mismo ha dicho: "NUNCA TE DEJARE NI TE DESAMPARARE,"” (La Nueva Biblia de Los Hispanos) ha sido uno de los versículos  más difícil de entender, porque ¿Cómo podemos ser felices con lo que tenemos, si la vida nos enseña que siempre debemos optar a tener más y más? Solo cuando hayamos entendido que la búsqueda de Dios NO nos da algo, sino que nos hace ser alguien, entonces logramos entenderlo. Comprender que nunca nos va a dejar Ni desamparar viviendo cosas tan adversas y de carencias materiales o de afecto; o por el otro lado teniendo la comodidad de gozar una fuente buena de ingresos que esta a la orden de lo que necesitemos nos hace no tener fe, porque se nos hace difícil creer que esto puede suceder o que no lo necesitemos, pero cuando nos desprendemos de cualquier carencia o abundancia y experimentamos su presencia, todo esto cobra vida.

Nunca nos sentiremos mejores o peores si practicamos lo siguiente: “Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:1-2 (La Nueva Biblia de los Hispanos), entonces sabremos que la felicidad no te la da alguna cosa material, o algo que viene de afuera, sino de adentro, donde mana la vida (Proverbios 4:23) que es lo que ve Dios, por eso, para el no hay diferencia, todos somos iguales (Romanos 2:11) porque el no ve lo que tienes, sino tu actuar, como consecuencia no puedes ser Mas que alguien, ni puedes ser Menos, porque esto no es de Dios, así que ahora puedes cambiar tu realidad, dejar de pretender y encontrar felicidad.

Comentarios

Libre Infancia dijo…
Edwin, dejame felicitarte por está importante reflexión que has escrito, bastante interesante y bien fundamentada, gracias por tomarte el tiempo. Que Dios continué usando tú vida para bendecir a otros. Un abrazo y Exitos!!!

Dayrin,

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