Me imagino...
Desde hace ya bastante tiempo me ha llamado la atención la
idea de tener a alguien a quien cuidar, alguien que me pueda llamar: “papi” ya
me imagino como sería la cosa:
En primer lugar, sería súper consentidor, estaría todo el
tiempo que pueda con esa personita, abrazándola, y diciéndole “te amo” a cada
rato, yo no soy tan expresivo, pero seguramente lo haría así.
Me esforzaría todo lo que pueda en darle todo lo necesario
para que esté bien, no tengo plata, pero me esforzaría para que tuviera lo
necesario, pienso que si tiene de más se malcrían, así que no necesita más,
tendría su ropa, su comida y medicina sin falta, yo mismo se la daría.
Seguramente estaría hablándole todo el tiempo para escuchar
cuando balbucea o para cuando ya diga sus primeras palabras ¡eso sería
emocionante! Además, enseñarle a caminar, aunque tenga que permanecer mucho
tiempo agachado… ya no estoy en edad óptima para eso, pero después me tomo un analgésico
para el dolor de espalda.
Me imagino que cuando ya aprenda a caminar, va a querer
estar de arriba a abajo tocándolo todo y jugando con cosas que antes no
alcanzaba, seguramente hará algunos destrozos, pero que lindo va a ser ver
cuando ande corriendo su pañalito… aunque me toque correr detrás también.
Ya cuando sea más grande voy a enseñarle las cosas
cotidianas de la vida, vamos a ir de la mano mientras platicamos de todo. Seguramente
me va a preguntar el por qué de cada cosa, pero me va a encantar explicarle las
cosas que yo he aprendido… de algo me servirá lo que se.
Cuando ya haya crecido y necesite su propio espacio, no me
voy a alejar, voy a dejar que haga lo que quiera hacer, pero siempre estaré
presente en su vida porque seguramente me va a necesitar, que recuerde que
siempre estaré ahí, no importa que sea, siempre estaré.
Estoy seguro que va a fallar, que va a caerse y lastimarse
en cada etapa de su vida, es muy difícil que no sea así, van a haber cosas y
personas que seguramente le causaran dolor, no puedo ni debo hacer que viva en
una burbuja y no viva estos momentos, porque harán que madure, que crezca fuerte,
lo que sí puedo hacer es estar en esas etapas también, ayudar a que se sacuda
el polvo, limpiar las lágrimas si es necesario y hacer que siga intentando. No
puedo hacer que no sufra, pero si puedo hacerle compañía en esos momentos
difíciles.
Me imagino a Dios hablando con sus ángeles así de la
humanidad, me lo imagino hablando así de mi… Él ha sido mi padre siempre,
siempre ha estado para mí y seguramente siempre lo estará. Lo dijo: “Estaré con
ustedes hasta el fin del mundo…” (Mateo 28:20) hasta ahora nunca me ha fallado.
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