EL PERDON VA MAS HAYA QUE UNA SIMPLE PALABRA
ESTO LO ESCRIBIO UNA AMIGA A LA QUE QUIERO MUCHO, NO ESCRIBI SU NOMBRE POR LAS COSAS QUE SE CUENTAN AQUI, UN TEMA MUY DIFICIL DE TRATAR. ESPERO QUE LES GUSTE Y QUE LES SIRVA DE ALGO, COMO ME SIRVIO A MI.
¿Cómo poder perdonar a esa persona que tanto te lastimo? Este tema para mi es muy profundo ya que el verdadero perdón tiene que nacer del corazón y ser sincero, PERDONAR Y OLVIDAR (ahí está la clave), llegar a desatar a esa persona que uno tiene arraigada a su corazón y dejarla ir por completo. Porque si uno no lo hace, a largo plazo el que se hace daño es uno mismo.
En mi vida la persona a la quien más me costó perdonar fue a mi papá, para ser sincera no fue nada fácil, ya que yo le guardaba mucho odio, ira y rencor, me lastimo muchísimo en mi adolescencia, en ese tiempo yo era una persona muy tímida, insegura, cerrada y con muchos temores, me sentía muy sola y sobre todo no me sentía amada, ni valorada, a causa de su falta de amor y su figura paterna en mi vida. Y la verdad en ese entonces no entendía el porqué, él era así y hacia esas cosas; fue hasta unos años después que comprendí la razón de todo y me di cuenta; no lo hizo porque fuera una mala persona, sino simplemente siguió el mismo patrón, que tomaron sus padres con él y el sistema que lo absorbió.
Mi papá era alcohólico, mujeriego, usaba drogas, le gustaban los juegos de azar, era violento, su vida giraba alrededor de amigos y vicios, la familia para el no existía, la verdad no le interesaba. Recuerdo que él nunca estaba en la casa y cuando estaba solo era para mandar y regañar, la mayor parte del tiempo que lo miraba se encontraba discutiendo con mi mama. Con el pasar del tiempo poco a poco mi corazón se fue endureciendo llegando al punto de odiarlo y negarlo como padre. ¿Triste verdad? Eso sí, nunca le falte el respeto, le obedecía en todo y aunque nunca se lo decía abiertamente lo que yo sentía y pensaba, lo ataba mucho con mi boca.
“… y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”. Mateo 16:19
Este versículo lo había escuchado muchas veces y nunca le había dado importancia, pero es tan cierto lo que dice, ya que yo tenía atado a mi papá con todo tipo de maldiciones, que de mi boca salían y en lugar de ayudarlo a salir de ese hoyo en el que él se encontraba, más lo hundía y lo ataba. Esto no lo entendí hasta que un día mi mamá, hizo un ayuno por él y me sugirió que la acompañara, al principio no quería hacerlo pero luego lo hice por amor a ella.
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13
Esa tarde Dios puso en mi corazón confesar por primera vez que PERDONABA a mi papá y sobrenaturalmente al mismo tiempo por su lado, él tuvo conciencia de la necesidad de Dios en su vida y fue a la iglesia donde nos congregábamos. En el culto de oración Dios lo liberó y lo perdonó.
“… he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre”. Apocalipsis 3:8
El perdón abrió la puerta de bendición para mi familia y mi vida. Te invito a que PERDONES a aquellas personas que te han lastimado, y nunca creas que hay despropósito en Dios, para tu vida, por muy difícil que sea la prueba no te sueltes nunca de su mano.
“No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”. Lucas 6:37
¿Cómo poder perdonar a esa persona que tanto te lastimo? Este tema para mi es muy profundo ya que el verdadero perdón tiene que nacer del corazón y ser sincero, PERDONAR Y OLVIDAR (ahí está la clave), llegar a desatar a esa persona que uno tiene arraigada a su corazón y dejarla ir por completo. Porque si uno no lo hace, a largo plazo el que se hace daño es uno mismo.
En mi vida la persona a la quien más me costó perdonar fue a mi papá, para ser sincera no fue nada fácil, ya que yo le guardaba mucho odio, ira y rencor, me lastimo muchísimo en mi adolescencia, en ese tiempo yo era una persona muy tímida, insegura, cerrada y con muchos temores, me sentía muy sola y sobre todo no me sentía amada, ni valorada, a causa de su falta de amor y su figura paterna en mi vida. Y la verdad en ese entonces no entendía el porqué, él era así y hacia esas cosas; fue hasta unos años después que comprendí la razón de todo y me di cuenta; no lo hizo porque fuera una mala persona, sino simplemente siguió el mismo patrón, que tomaron sus padres con él y el sistema que lo absorbió.
Mi papá era alcohólico, mujeriego, usaba drogas, le gustaban los juegos de azar, era violento, su vida giraba alrededor de amigos y vicios, la familia para el no existía, la verdad no le interesaba. Recuerdo que él nunca estaba en la casa y cuando estaba solo era para mandar y regañar, la mayor parte del tiempo que lo miraba se encontraba discutiendo con mi mama. Con el pasar del tiempo poco a poco mi corazón se fue endureciendo llegando al punto de odiarlo y negarlo como padre. ¿Triste verdad? Eso sí, nunca le falte el respeto, le obedecía en todo y aunque nunca se lo decía abiertamente lo que yo sentía y pensaba, lo ataba mucho con mi boca.
“… y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”. Mateo 16:19
Este versículo lo había escuchado muchas veces y nunca le había dado importancia, pero es tan cierto lo que dice, ya que yo tenía atado a mi papá con todo tipo de maldiciones, que de mi boca salían y en lugar de ayudarlo a salir de ese hoyo en el que él se encontraba, más lo hundía y lo ataba. Esto no lo entendí hasta que un día mi mamá, hizo un ayuno por él y me sugirió que la acompañara, al principio no quería hacerlo pero luego lo hice por amor a ella.
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13
Esa tarde Dios puso en mi corazón confesar por primera vez que PERDONABA a mi papá y sobrenaturalmente al mismo tiempo por su lado, él tuvo conciencia de la necesidad de Dios en su vida y fue a la iglesia donde nos congregábamos. En el culto de oración Dios lo liberó y lo perdonó.
“… he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre”. Apocalipsis 3:8
El perdón abrió la puerta de bendición para mi familia y mi vida. Te invito a que PERDONES a aquellas personas que te han lastimado, y nunca creas que hay despropósito en Dios, para tu vida, por muy difícil que sea la prueba no te sueltes nunca de su mano.
“No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”. Lucas 6:37
Comentarios
Dios te bendiga vos!!!! y también a la que lo escribió, te quiero mucho.