NECESITO UN ABRAZO!

Un día ella decidió dejarme… esperó la oportunidad y terminó conmigo, una relación de mucho tiempo que según yo era para siempre... ya había otro en mi lugar. Mi corazón roto, mi alma dolida por lo que estaba viviendo solo quería sentirse querida una vez más. Trataba de revivir aquel muerto, lo desenterraba a cada momento para ver si todo era un sueño y estaba vivo, pero no, cada vez lo veía peor, cada vez ese cadáver se podría más. No lo entendía, si yo había amado, nunca con perfección, pero si con convicción, con fuerzas, con decisión. Día a día esperaba en mi puerta mi corazón el regreso de la vida que se me había ido, y es que mi alma necesitaba un abrazo, necesitaba sentirse querida, porque mi cuerpo no podía más. Dios mandó a muchos ángeles a que me dieran fuerza (digo ángeles, porque eso fueron para mi las personas que me dieron y aún me dan aliento) porque yo ya estaba tirado, moribundo. Ellos me alimentaron, me cambiaron y limpiaron mi casa, porque por estar esperando el regreso de mi vida la había descuidado, pero mi corazón terco seguía destrozado y mi alma todavía necesitaba sentir aquel abrazo. ¿Pero que te pasa? ¿Acaso estos enviados por Dios no te han dado el suficiente amor? La respuesta siempre fue ¡Si! Pero ese vacío… Necesitaba siempre sentirme amado, necesitaba un abrazo, uno diferente. Y fue un día cuando vi lo que necesitaba, pero todo era tan confuso porque vi lo que necesitaba en unos ojos perdidos, llorosos con una herida más profunda que la mía, con un dolor más agudo del que pueda imaginarme que había estado ahí por más tiempo del que yo había siquiera conocido a la que se llevó mi vida. Y necesité de eso que veía, y decidí tomarlo, aquel abrazo que necesitaba lo encontré, era un abrazo que no venía de nadie, sino que venía de adentro de mi, desde mi moribunda alma hacia alguien que lo necesitaba. Porque cada parte de mi corazón roto tenía mucho amor para dar, y eso era lo que me iba a mantener vivo, porque el amor que recibí de aquellos ángeles, que era amor desinteresado, hizo que mi corazón volviera a funcionar. Aquellos ojos tristes se tornaron en algo mejor, obtuvieron algo que andaban buscando y dio lo que nunca sospechó. “Cuando un ciego carga a un lisiado, los dos avanzan” entendí algo que siempre había pensado, algunas veces practicado pero nunca había aprendido de esta manera: No es cuanto amor pueda recibir, sino cuánto puedo dar!! Porque mientras más dé menos necesito, no es nada lógico, pero no necesita serlo. Tampoco es dar para recibir, porque como dice una canción “dar para recibir algo a cambio, no es dar sino pedir”… de reggaeton aunque no lo crean!! Jaja, entonces sigo necesitado de un abrazo, pero no para mi, sino que salga de mi.